"Mi invento no es para venderlo. Puede ser explotado durante algún tiempo como curiosidad; aparte de eso no tiene ningún futuro comercial". Estas fueron palabras de Auguste Lumière quien junto a su hermano, Louis Lumière, inventaron el proyector cinematográfico. Ante semejante frase solo se puede pensar que ni tan siquiera por un pequeño instante se imaginó que su invento crearía una de las industrias más importantes y que más dinero mueve del mundo: el cine.
Desde sus inicios el cine ha crecido a lo grande y a lo pequeño. Esto tiene su explicación. La exhibición de las películas no la tiene en exclusiva la gran pantalla, también está la televisión y hace años se ha unido, y avanzando con pasos de gigante, el ordenador. Tenemos tres dimensiones, tres tamaños de pantalla frente a la que nos sentamos para ver alguna película que nos adentre en un mundo paralelo, lleno de ficción y fantasía, aunque muchas veces también describa la vida real, pero como dijo Pedro Ruíz y para la amplia mayoría: "lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otro". Aunque ahora con eso del 3D nos quieren meter a nosotros también en la pantalla, ¡cómo si no tuviéramos bastante con lo nuestro!
Sentados en una butaca, en un sofá, en una silla, con una paquete de palomitas o sin él, en compañía o solo, en un cine, en el salón o en tu habitación... mientras la película sea buena todo eso da igual.
El 3D en el cine se lo dejo mejor a James Cameron.
0 comentarios:
Publicar un comentario